Pedir ayuda no es malo

Nunca me gustó pedir ayuda cuando lo necesitaba. Siempre he intentado resolver los problemas por mí misma. A veces lo conseguí y otras no. El problema está cuando el hecho de no conseguir resolver los problemas te lleva a un pésimo estado de ánimo. Cuando esto ocurre, la capacidad de infravalorarme es muy superior a la de elogiarme cuando consigo mis objetivos. Sé que tengo que cambiar este aspecto, pero como todo, hay días en los que es más fácil y otros en los que, por el contrario, no te ves capaz de mirarte al espejo y ver las cosas buenas que tienes, no te ves capaz de mirar a tu alrededor y ver que hay más personas de las que tu piensas a tu lado.
Pues bien, hoy es uno de esos días en los que es más fácil mirarme al espejo y sentirme bien. Hoy, al fin, he aprendido que pedir ayuda no es malo, que quien te quiere, si se lo pides, estará a tu lado. He aprendido que nadie es adivino y debes ser tú quien diga cómo se siente, para que así puedan ayudarte. Hoy, que aprendido que la distancia, cuando la amistad es verdadera, no afecta a ésta. Hoy he aprendido que, las personas importantes en tu vida, siempre van a estar ahí.

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