Pequeños detalles.

 Ir andando y que todo lo que veas te recuerde algún momento de tu vida. Pasar por ese descampado donde jugabas de pequeña, ver pintadas de tiza en el suelo como las que tú hacías con tus amigas, ver como ha cambiado el colegio de tu infancia y recordar el banco donde te sentabas en el recreo o el borde con el que tropezaste una vez...
Pasar por la calle donde por primera vez os hablasteis, el recorrido que solíais hacer juntos de camino a casa, las noches de verano en el parque, las tardes de lluvia con ese olor a tierra mojada mientras estabas en el sofá viendo una película a su lado...
Todos estos pequeños detalles que parecen insignificantes son los que se agarran a nuestra piel, como la tinta de un tatuaje que nos acompaña para siempre.
Esos momentos en los que la vida es sencilla, en lo que te gustaría para el tiempo y sentirte eternamente VIVA. 

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